Desde el concepto clásico de tiempo libre de Joffre Dumazedier (“conjunto de operaciones a las que el individuo puede dedicarse voluntariamente…”) queremos echar una mirada retrospectiva sobre los modos como el ocio se ha ido manifestando a lo largo de la historia.
Aunque para algunos (S. Parker, J. Dumazedier) el tiempo es una cuestión de la modernidad, una buena parte de los estudiosos del tiempo libre sostienen que esta mirada distinta sobre la realidad social tiene una larga historia: la skolé griega, el otium latino, el ocio lúdico clasista de la Edad Media y el Renacimiento, el ocio como improductividad (puritanismo inglés), o el ocio cuantitativo de la Revolución Industrial serían sus referentes verdaderos.
Los estudios de Psicología Social nos devuelven muchas imágenes del tiempo libre, pero reconducibles a tres: el ocio burgués, el ocio marxista y el ocio pro-social (que en cierto sentido se puede identificar con la animación sociocultural), al que me gusta denominar solidario.
En el primero, tres serían las notas dominantes: subjetivismo (vivencia de un estado subjetivo de libertad), individualismo (perteneciente a la esfera individual), y liberalismo (algo privado); y tres las actitudes: subjetiva en lo psicológico, individual en lo sociológico y liberal en lo político.
El ocio marxista, por el contrario, haría hincapié en rasgos definitorios contrapuestos a la visión burguesa: carácter objetivo, colectivo y planificador del ocio y tiempo libre.
Finalmente, ocio desde la perspectiva solidaria. Esta visión intentaría superar los escollos que planteaban las anteriores concepciones. De un lado, procura salvar lo individual con la referencia a unos objetivos fijados por la colectividad. Por otro, es una perspectiva cívica y solidaria. Finalmente, tiene como finalidad una mejor comprensión del mundo y una vida colectiva más valiosa.
Desde esta perspectiva, abierta a múltiples horizontes, nos gustaría realizar nuestro trabajo en la animación y educación en el tiempo libre desde Didania.